24 de abril de 2013

Sant Jordi 2013: Firma “Rongorongo” en Librería Les Punxes (Barcelona)

Martes 23 de abril de 2013. Calle Roselló 260 (junto a la Avenida Diagonal, en el Eixample). De 17 a 19 horas estuve, junto con otros escritores, en la parada de la carismática librería Les Punxes. Fue, como ya dije, un placer y una alegría para mí haber podido participar en mi primer Día del Libro de mi ciudad, como autora. Un día tan especial, un lugar de intercambio entre autores y lectores, una ocasión ideal para expresar nuestro cariño a quienes amamos o admiramos, con un vehículo excepcional: el libro. Día de libros y rosas, rosas por todas partes, ¡fantástico! El romanticismo, no está de más en estos tiempos que corren. No llegué a tiempo con mi nueva novela, “La sombra de Gaudí” (que espero salga este otoño), pero estuve encantada de saludar y dedicar “Rongorongo” a quienes lo eligieron para sí mismos o para obsequiar, pues me consta que algunos de ellos ya lo habían leído. Muchas gracias a todos, me habéis regalado un precioso día de Sant Jordi.
Texto y Fotos: Alex Guerra Terra (Barcelona, 23 abril 2013)
Con José Luis, Álex Nogués, Chus Sánchez y Lola Mariné
Con Mateo Tikas y Naty
Pasé pues una tarde estupenda saludando nuevos y viejos amigos, compartiendo con autores, firmando algunos libros también… abrumada, encantada con tantas visitas y apoyo. Estoy muy agradecida con todos los que han venido, y también con los que de una manera u otra me hicieron llegar sus saludos, y especialmente a Bibiana, de la Llibreria Les Punxes, por ofrecerme su espacio y por su buen hacer en pos de la literatura. Estas son las fotografías que pude tomarme con algunos de los que me acompañaron esta martes 23 de abril 2013, que quedará en mi memoria como un día inolvidable. Nunca se olvida la primera vez… No todos los que pasaron salen en las fotos, lamentablemente, no disponía de alguien dispuesto en todo momento a inmortalizar todos los momentos que a mí me hubieran gustado, para compartirlos aquí. Pero aún así, todos y cada uno de ellos, con foto o sin foto, tiene mi gratitud. Espero que disfruten con la lectura. Para acompañar la pequeña crónica, adjunto un enlace de música de sardanas. Lo siento, no me gusta demasiado la música catalana, sinceramente, así que os dejo un violín celta de Jordi Savall (con Andrew Lawrence-King) que no está nada mal y de alguna manera me retrotrae a las leyendas medievales de valientes caballeros y furiosos dragones:  Jordi Savall & Andrew Lawrence-King
Con Isabel Alavedra

16 de noviembre de 2012

TABLILLAS RONGORONGO

Sólo quedan dos docenas  de kohau rongorongo auténticas, repartidas en museos de América, Europa, Asia y Oceanía. El significado de sus signos finamente grabados con dientes de tiburón o lascas de obsidiana, supuestamente ideográficos, y escritos en bustrófedon, es uno de los últimos misterios de Rapa Nui. Desde copulaciones cosmogónicas a datos astronómicos y para la navegación, o simples códigos mnemotécnicos, son muchas las interpretaciones que se han ido extrayendo parcialmente del exiguo número de tablillas conservadas. Lingüistas, antropólogos y aficionados han dedicado la vida a su estudio, consiguiendo apenas acercamientos incompletos a su interpretación. Durante todo el transcurso de Rongorongo asistimos a discusiones en torno a este apasionante tema.Textos: Rongorongo Más info: AlexGuerraTerra
Tablilla Aruku Kurenga. SS.CC. Picpus, Roma. Italia
Tablilla Mamari. SS.CC. Picpus, Roma. Italia
A pesar del incansable trabajo de diversos estudiosos de diferentes áreas científicas, lo cierto es que no se sabe a ciencia cierta cuál es su significado. 
"La existencia de motivos astronómicos en algunos petroglifos es indiscutible, así como el uso para la observación de algunos observatorios astronómicos llamados tupa, y la orientación de algunos ahu moai que miran hacia la salida o la puesta del sol en solsticios o equinoccios. Todo esto me ha dado qué pensar, y observando las tablillas rongorongo, particularmente una que se encuentra en Roma, la Mamari, he podido comprobar, no sólo el parecido morfológico de algunos signos con los de ciertos petroglifos de indudable índole astronómica, sino que me atrevo a afirmar que fue diseñada y ejecutada exclusivamente en tanto que lista de instrucciones para la navegación sideral a través del océano." 
Tablilla Atua Mata Riri o Pequeña de Washington

Las que no fueron vendidas o intercambiadas, por europeos y los propios habitantes de la isla, fueron quemadas por los misioneros, por ser consideradas satánicas, portadoras de extraños estados mentales y espirituales, mensajes no convenientes para la labor evangelizadora.
"Todo aquello que tenía un profundo significado simbólico para el pueblo, estaba siendo llevado fuera de la isla… regalado, vendido, intercambiado, o simplemente quemado, por los misioneros y otros extranjeros." 
“A escondidas, porque necesitábamos un permiso especial para circular fuera de Hanga Roa, que yo no tenía, y con Mahina como testigo, guía y luz en mi camino, llegué hasta las cuevas referidas por mi padre, con una kohau hermosamente tallada, que conservábamos en nuestra humilde pae pae y que aún no había sido descubierta por los intrusos, para conversar con aquellos sabios ancianos, rogarles que escondieran el objeto sagrado que portaba y que me enseñaran todo lo que sabían. No iba a permitir que la memoria de nuestros tupuna muriera, si en mis manos estaba evitarlo…” 
Uno de los más interesantes desafíos a los que se enfrentan los estudiosos de la isla, es sin duda el desciframiento de las kohau rongorongo, tablillas de madera de toromiro o palo de rosa de Oceanía (mako’i), con signos finamente grabados con dientes de tiburón o lascas de obsidiana, supuestamente ideográficos, escritos en bustrófedon (comienza a leerse por izquierda y luego se gira la tablilla para leer en siguiente línea que está en posición inversa), y de los que poco se sabe. Pero la falta de un corpus relevante, la ausencia textos bilingües o trilingües, el desconocimiento del idioma rapanui antiguo, y las casi nulas posibilidades de ampliar el corpus con nuevos hallazgos, hacen de este esfuerzo una tarea de resolución poco probable, casi inútil.
Tablilla Grande de Santiago. Museo de Historia Natural
de Santiago. Chile

“Reconocí el salmo que solía recitarme algunas noches antes de dormir, aunque allí en Orongo, esa noche de Mahina Omotohi, luna llena, me pareció la manifestación perfecta de un espíritu en éxtasis. Lo sabía de memoria, aunque desconocía la antigua lengua de mis antepasados y por lo tanto su verdadero significado, así que cerré los ojos y abrí bien mis oídos y las puertas de mi corazón, pues adiviné que esa noche mágica algo importante me sería revelado.” 

Tablilla Pequeña de San Petersburgo. Museo de Arte y Etnología Pedro el Grande de la Academia de
Ciencias. San Petersburgo. Rusia
Tablilla Pequeña de Santiago. Museo de Historia
Natural de Santiago. Chile

"El paradigma en torno a las tablillas de la Isla de Pascua continuaba siendo de resolución improbable, por no decir imposible, debido sobre todo al exiguo repertorio de documentos originales existentes. La falta de un corpus relevante, reducía la oportunidad de conocerse con certeza el repertorio completo de sus signos y la variedad estándar del rapanui escrito, en el supuesto de haberla habido, indispensables para una indagación y comprensión coherentes. Además, sin el conocimiento del idioma original rapanui, el proto-rapanui, ya perdido a pesar de los esfuerzos incansables de numerosos investigadores rusos, resultaba arriesgado procurar información de las tablillas, a partir de un idioma completamente modificado, con intrusiones del inglés, el francés y el tahitiano, como también el español más recientemente y algunas palabras inventadas para la adaptación al progreso.   Como si esto fuera poco, la insuficiencia documental difícilmente iba a ser solventada con nuevos hallazgos, por lo que las esperanzas de un avance real eran prácticamente nulas." 
Testimonios sobre las rongorongo:
Ai te ana tako’a ma hakarere i te kohau rongorongo, te ta’u, te reimiro. Ko Pu Va’e hetu te ingoa o te ana. Ina kai angiangi e Renga Hopuhopu i te ana, te tahi tangata no i angiangi. I na’a ro ai toona matu’a e toru te kauatu rongorongo, kohau hauhau, miro reherehe; i hoki era mai Ana Rape ki Mahina, he u’i, ku para á te kohau hauhau.
Había también una cueva  para guardar tabletas inscriptas, tabletas ta’u y reimiro. Pa Va’e hetu era el nombre de la cueva. Renga Hopuhopu no conocía esa cueva, algunas otras personas no más la conocían. Su padre había escondido treinta tabletas inscriptas, eran tabletas de madera del árbol hauhau que es blanda; vuelto de Ana Rape a Mahina, vio que las tabletas de hauhau estaban podridas.
He topa mana’u o Renga Hopuhopu o te pokiinga
Recuerdos de la infancia de Renga Hopuhopu a Te Tono
Fragmento referido por su nieto Luis Paté
Leyendas de Isla de Pascua
P. Sebastián Englert (1888-1969)

14 de noviembre de 2012

LAS CUEVAS


Lugar de habitación y guarida durante los períodos de conflicto, enterramiento improvisado, escondite de valiosos objetos del pasado en la antigüedad (como los kohau rongorongo), las cuevas (ana) fueron profusamente utilizadas en el pasado rapanui, y en la actualidad destacan como yacimientos arqueológicos de gran valor. Las impresionantes cuevas de Isla de Pascua son de una importancia capital en el estudio del pasado, y protagonizan el séptimo capítulo del libro. Textos: Rongorongo  Fotos: JabierLes
Ana Heva. Foto: Jabier Les
"La gente de los tiempos antiguos dormía en sus casas y también en cuevas.  Había otras cuevas que servían para esconderse, en tiempos de guerra, las llamaban cuevas kiongo. Había también cuevas chicas, llamadas pahu que eran escondites para el dueño de la cueva."
Las cuevas. Referido por Mateo Veriveri, en: Leyendas de Isla de Pascua
Sebastián Englert 
Reptando dentro de un ana. Foto: Jabier Les
A veces hay que arrastrase por el fango para introducirse por las pequeñas aberturas que apenas permiten el paso a cuerpos no demasiado robustos, e internarse en cuevas muy estrechas que se oscurecen abruptamente desde los primeros metros, y cuyas galerías bajas obligaban a desplazarse gateando, e incluso reptando por ciertos tramos, convirtiendo la exploración en un pesado esfuerzo. Pero vale la pena, porque resulta un sistema impresionante de cuevas, el mayor de Chile y uno de los más grandes del planeta, a pesar de la limitada superficie de la isla. 
"Al final ya de la jornada, cuando debían volver sobre sus pasos para salir de allí antes de que les atrapara la noche, localizaron una amplia sala cavernosa, que como una rara entidad de un mundo desconocido, se abrió ante ellos de entre sus propias tinieblas. Un mundo aún semi velado a sus ojos ensimismados, que adivinaban apenas, entre luces y sombras, estar ante un espectáculo tan conmovedor como siniestro. Sus linternas de mano comenzaron a enfocar trémulos haces de luz hacia diferentes rincones sin poder dar crédito a lo que veían, mientras con los cascos iluminaban al azar lo que se hallara en su camino, abriendo lentamente el velo que por siglos había cubierto aquellos enigmáticos secretos del pasado."
Ana Toki Toki. Foto: Jabier Les
“Grabadas y pintadas en las paredes rocosas, representaciones del antiguo universo rapanui comenzaron a emerger ante sus ojos anonadados. En uno de los paneles, una representación muy visible de Make Make, el dios creador, resaltaba entre otras figuras grabadas más superficialmente de Tangata Manu, el hombre pájaro, en las que podían apreciarse aún restos de pigmentos rojo y blanco. La arqueóloga se acercó a los hermosos petroglifos y pictografías, caminando a tientas por el suelo irregular y resbaloso de la cueva, y permaneció quieta, completamente inmóvil, observando el hermoso panel antiguo.”
Ana Aharo. Sector Roiho. Foto: Jabier Les
"Enfocando tembloroso y emocionado con su linterna directamente sobre un oscuro rincón que había pasado desapercibido para el resto del equipo, el espeleólogo se adelantó unos pasos. Tres cráneos humanos descansaban sobre una elevación natural del lecho rocoso, impávidos ante el correr del tiempo, rodeados de los huesos dispersos de sus esqueletos, y de algunos utensilios que con certeza habían formado parte de su vida cotidiana dentro de aquella recóndita cueva, probablemente su escondite. Puntas de flecha de obsidiana, hachas de basalto, un anzuelo de hueso de ave marina, algunas agujas de hueso de gallina y varias acumulaciones de lo que parecían ser huesos de pequeños animales terrestres y acuáticos, que habrían conformado su dieta, se amontonaban desordenados a corta distancia de los restos óseos. Y cerca, dentro de unos pequeños orificios naturales en la pared rocosa, casi invisibles a ojos no entrenados para la búsqueda, unos envoltorios hechos de alguna fibra vegetal, tal vez mahute, muy deteriorado por el tiempo, que escondían probablemente los más insondables misterios de la historia de aquellos que allí yacían."